martes, 7 de febrero de 2012

LA GRAN MURALLA CHINA

La Mayor Fortaleza del Mundo


Uno de los grandes mitos de la ciencia es que la Muralla China se ve desde el espacio. Pero es solo un mito, aunque este hecho no desmerece la grandiosidad de una obra que se creó con fines muy determinados para los que luego prácticamente no funcionó y cuya creación está rodeada de leyendas no exentas en su gran mayoría de crueldad. Pero tampoco esto desmerece esta grandiosa obra que recorre gran parte de China y que en uno de sus tramos se encuentra muy cerca de Beijing.

Esta larga fortaleza fue construida y reconstruida entre los siglos V a.C. y el siglo XVI con el objetivo de proteger al pueblo chino de las invasiones de los bárbaros de Mongolia y Manchuria. Las últimas mediciones, contando con ramificaciones y construcciones secundarias, indican que la muralla tiene 8.851,8 kilómetros de longitud, que se extiende desde la frontera china con Corea, al borde del río Yalu, hasta el desierto de Gobi, en Mongolia. Hoy en día sin embargo, solo se conserva un 30 por ciento de la muralla que en su época de apogeo, durante la dinastía Ming, fue custodiada por más de un millón de guerreros.

La Gran Muralla China es Patrimonio de la Humanidad desde el año 1987 y una de las maravillas del mundo. Está hermanada con la muralla romana de Lugo, que también forma parte de la familia de los monumentos elegidos por la Unesco para honrar y salvaguardar las creaciones del ser humano. En el caso de la muralla china puede sorprender ya que tiene también fama de ser el mayor cementerio del mundo ya que se calcula que más de 10 millones de trabajadores murieron en su construcción.

Al igual que ocurre con las Pirámides de Egipto, resulta sorprendente como en épocas tan remotas se pudo construir algo tan grandioso. Es prácticamente imposible imaginar la cantidad de piedras utilizadas en la construcción de los muros, escalones y torres de esta gran fortaleza y de cómo los trabajadores de hace cientos y miles de años, eran capaces de maniobrar bloques de piedra que pesaban varias toneladas.



Se calcula que más de una quinta parte de la población de china participó en algún momento en la construcción de la muralla. En su mayoría como es lógico, sobre todo si pensamos en el coste de tan magna obra, se trataba de esclavos o prisioneros que eran obligados a trabajar de sol a sol por un pedrusco de pan. La mayoría moría en el intento y eran reemplazados inmediatamente por nuevos infelices que no tardarían en fallecer. Parece ser que los jesuitas fueron los primeros en relatar la crueldad con la que eran tratados los “trabajadores” de la muralla.

También hay leyendas que relatan el sufrimiento de muchas mujeres que lloraban la muerte de sus maridos fallecidos debido a la hambruna y el maltrato de los vigilantes de la muralla. Una de ellas, Chiag Un llegó a esperar hasta diez años el regreso de su marido y al ver que los años pasaban decidió ir a buscarlo. Cuando llegó al lugar donde supuestamente debía estar su marido los vigilantes se rieron de ella asegurando que el marido había fallecido hacía años y que si quería encontrarlo tendría ella misma que destruir el muro. La mujer suplicó a los dioses y lloró tanto que sus lágrimas creó un gran socavón en el muro que finalmente de se derrumbó dejando al descubierto el cuerpo de su marido.

Este es solo un ejemplo de las múltiples leyendas que rodean la construcción de esta inmensa fortaleza cuya misión era proteger a los chinos de la invasión de los bárbaros del norte. Algo para lo que no funcionó ya que solo protegía a los habitantes contra grupos desorganizados de bandoleros pero no de ejércitos organizados que eran más que capaces de destruir y sobrepasar el muro allá por donde llegaran.

El muro tenía una altura de hasta ocho metros y una anchura de unos siete metros y se construyeron torres a distancias regulares. Aunque hoy en día dar un paseo por el muro es bastante complicado ya que los escalones miden en muchos sitios más de medio metro, parece ser que antiguamente se evitaron los escalones creando amplias rampas. Esto da una idea de la función real de la Gran Muralla China, que durante muchos años sirvió de vía de comunicación, tanto terrestre como con señales. De torre en torre se avisaba sobre la llegada de caravanas, noticias de cualquier índole e incluso sobre la propagación de grandes epidemias. Sirvió por tanto durante muchos años para trasladar a personas y armamentos y como una gran vía de comercio llegando así con relativa facilidad a los países del Golfo Pérsico y posteriormente a los del Mediterráneo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario